La intervención de profesionales especializados en materias que pueden ser de especial importancia para resolver un proceso judicial es cada vez más común y necesaria. Por eso, es normal que los abogados intenten evitar la presentación de ciertas pruebas periciales que saben que pueden jugar en contra de los intereses de su defendido. Esto ha dado lugar a un incremento de las peticiones de tacha de peritos.
En nuestro caso concreto de los peritos informáticos, nuestra presencia en procedimientos judiciales civiles, penales, laborales, etc., es algo frecuente. Las nuevas tecnologías son un importante elemento de prueba, así que estamos acostumbrados tanto al procedimiento de tacha de perito como al de recusación. Veamos de qué se trata exactamente.
Qué es la tacha de peritos
Los peritos somos terceros objetivos e imparciales que tomamos parte en el proceso para aportarle al juez nuestros especiales conocimientos sobre el tema en el que somos expertos. Nuestra actividad debe estar regida por el máximo rigor, porque es la imparcialidad la que dota de credibilidad a nuestro informe.
Sin embargo, puede qué, en un proceso determinado, nos encontremos con un perito que no cumple del todo con esa exigencia de objetividad e imparcialidad. Esto puede poner en entredicho la efectividad del trabajo realizado, por lo que se recurre a la tacha o a la recusación, según el caso.
La tacha de perito es una reprobación a través de la que se solicita a la autoridad judicial que no tenga en cuenta el dictamen de un perito, por existir en él un defecto o falta que hace que no sea el profesional adecuado para emitir el dictamen.
La recusación también persigue la finalidad de poner en conocimiento del juez la existencia de una o varias causas que pueden comprometer la imparcialidad del perito. La diferencia entre tacha y recusación se basa más en cómo y en qué contexto se utilizan estas figuras jurídicas, antes que en su finalidad.
Diferencias entre la tacha de peritos y la recusación de peritos
La recusación solo se puede aplicar respecto a los peritos que han sido designados por el tribunal. Las causas de recusación están recogidas en el artículo 219 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), que hace referencia a cuestiones como:
- Tener vínculo matrimonial, vínculo similar, o parentesco hasta el cuarto grado con alguna de las partes que intervienen en el proceso o con el representante del Ministerio Fiscal.
- Tener vínculo matrimonial, vínculo similar, o parentesco hasta el segundo grado con alguno de los letrados o procuradores.
- Tener un pleito pendiente con alguno de los intervinientes en el proceso.
- Amistad íntima o enemistad manifiesta con las partes del proceso.
- Tener interés en la causa, ya sea de forma directa o indirecta.
Al margen de lo que dispone la LOPJ, hay otras causas de recusación del perito como:
- Haber presentado dictamen contrario a la parte recusante sobre el mismo asunto.
- Haber prestado servicios como perito al litigante contrario, o ser socio o dependiente del mismo.
- Tener participación en una empresa, sociedad o establecimiento que sea parte del proceso.
Por lo que se refiere a la tacha de peritos, esta afecta únicamente a los peritos de parte. Las causas de tacha están previstas en el artículo 343.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) y son taxativas.
Ente ellas, podemos destacar el tener interés directo o indirecto en el asunto en cuestión o en uno semejante, o tener amistad íntima o enemistad manifiesta con las partes, sus abogados o sus procuradores.
En definitiva, se puede proceder a la tacha o recusación de perito, cuando concurra en él alguna circunstancia que haga pensar que en el caso en cuestión no va a ser todo lo objetivo que debería ser.
Consecuencias y efectos de la tacha de un perito
Si se entiende que hay causa de recusación, el perito se considera inhábil para intervenir en el proceso que se trate y su dictamen (si ha llegado a emitirlo) será nulo. En este caso, habrá que recurrir a designar otro perito mediante sorteo.
En los supuestos de tacha, si la misma es apreciada por el tribunal, se tendrá en cuenta la posible limitación a su objetividad, pero esto no invalida la actuación del perito.
Aunque la tacha del perito puede ser una herramienta para generar dudas sobre la imparcialidad del profesional y hacer que su trabajo pierda parte de su relevancia ante la autoridad judicial, no es algo que pueda usarse de manera aleatoria. De hecho, si el tribunal entiende que la propuesta de tacha se ha presentado con temeridad o deslealtad, puede imponer una multa de 60 a 600 euros al responsable.
La tacha de perito es necesaria para garantizar que todos los profesionales del peritaje que intervenimos en procesos judiciales lo hacemos siempre de forma imparcial. Pero, como hemos visto, no es algo que los abogados puedan utilizar si no hay base para ello.
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